Barbas en remojo.- Cada vez que al doctor José Joaquín Bidó Medina, ex presidente de la Comisión de Etica y Combate a la Corrupción, los periodistas le ponían presión para que se pronunciara sobre las denuncias de corrupción que hace algunos meses estremecieron a la opinión pública sacaba el cuerpo respondiendo que ese organismo tiene tan solo un carácter preventivo, de educación y concientización, no de persecución ni represión, por lo que no podía tomar acción directa, como se le requería, en los escándalos denunciados tanto por Nuria Piera como por Alicia Ortega.
¿Cambió el propósito y la naturaleza de esa comisión con la llegada del doctor Marino Vinicio Castillo? A juzgar por los hechos recientes cualquiera diría que sí, que el combativo jurista tiene la firme decisión de convertirla en algo mas que en un organismo de carácter simbólico, por lo que no se va a conformar con la denuncia de que la licitación para la construcción de la presa de Monte Grande fue sobrevaluada en US$69 millones que ha provocado que el presidente Leonel Fernández disponga una investigación con todas sus consecuencias.
Y la mejor demostración de que ese parece ser el camino elegido es que ayer mismo Castillo anunció que trabaja en otros expedientes sobre supuestas irregularidades en instituciones del Estado, aunque se cuidó de adelantar detalles y otros pormenores. Conocida la vehemencia conque el doctor Castillo asume sus causas no es aventurado afirmar que de ahora en adelante habrá muchos funcionarios que al ver arder, y de qué manera, las barbas del ex director del Instituto Nacional de Recursos Hidraulicos (Indrhi), el ingeniero Héctor Rodríguez Pimentel, serán lo suficientemente precavidos como para poner las suyas en remojo. Por si acaso.