Turberos  con togas. Confieso que me cuesta entender el propósito y, sobre todo, la utilidad de enviar a una turba de vociferantes abogados a incidentar las audiencias  donde se conoce la objeción al archivo de la querella contra el expresidente Leonel Fernández y su Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode)  interpuesta por el doctor Guillermo Moreno. Lo digo porque si la intención es defender su conducta y  buen nombre están consiguiendo el efecto contrario, pero también  vale  decir  que los insultos y amenazas contra el doctor Moreno, presidente de Alianza País, a quien en realidad ofenden  es a los propios insultantes, que con su comportamiento denigran la profesión de la que han decidido vivir. No se dan cuenta, esos abogados, que al actuar de esa manera la señal que están enviando es  la de que no creen en  la inocencia del expresidente o que pueda salir bien librado de un juicio público, oral y contradictorio a pesar de que, como ha quedado evidenciado hasta ahora, parece estar  blindado contra todo  intento de sentarlo en el banquillo de los acusados para que rinda cuentas de las irregularidades que se le atribuye haber cometido durante sus gobiernos. Pero sea cual sea el propósito (el doctor Moreno acusó ayer  a Fernández  de organizar acciones para obstaculizar la celebración de la audiencia del próximo viernes) que persiguen esos abogados puede afirmarse  que una turba vociferante y agresiva   no es la   defensa que pueda decirse está  a la altura a la que ha querido encampanarse el doctor Fernández, el Presidente Conceptualizador,   quien con toda seguridad  debe tener gente  de mas nivel, y mucho mejor comportamiento, que salga a dar la cara por él en los momentos  de  dificultad.