Doña corrupción- El que tiene la oportunidad de escuchar de primera mano el rosario de obstáculos y dificultades que enfrentan las pequeñas y medianas empresas para beneficiarse de las compras gubernamentales, como ocurrió a quienes participamos en el Almuerzo del Grupo de Comunicación Corripio que esta semana recibió a los miembros de la Confederación de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Codopyme), termina convencido de que el Estado dominicano está permeado hasta los tuétanos por la corrupción. Porque no otra cosa explica que a los funcionarios públicos les haya resultado tan difícil cumplir la ley que dispone comprar hasta un 20% a las mipymes, para lo cual se han valido de mil y una artimañas que van desde incluir en los términos de referencia de las licitaciones públicas requisitos que de antemano saben estas no podrán cumplir, hasta la creación de un competidor inesperado, las llamadas pymes importadoras, que no son otra cosa que un disfraz al que recurren los grandes suplidores para también llevarse entre las uñas la borona que les corresponde a las pymes. Claro está, si ofrecieran jugosas comisiones a esos funcionarios las cosas serían muy distintas. Por eso hay que poner en duda que se cumpla el propósito del presidente Danilo Medina de estimular el desarrollo y fortalecimiento de ese sector expresado en el decreto que dispone que las instituciones públicas adquieran bienes y servicios a ese tipo de empresas, pues la corrupción, el sistema que la sustenta y articula, actúa como otro Estado dentro del Estado, con reglas y leyes propias a las que tienen que acogerse sus servidores. Y si a eso sumamos la poca disposición mostrada por el presidente Medina para enfrentar ese flagelo, solo puede concluirse que las mipymes, a pesar de la buena voluntad del mandatario, podrían ver frustradas nuevamente sus esperanzas de recibir el empujón que necesitan para su despegue definitivo.