Qué se dice

Qué se dice

¿Hasta cuándo?-  El  Día publicó ayer en su portada la fotografía de la viuda y las dos hijas, de un año y medio  y siete meses, de Lisandro Cuevas Taveras,  asesinado de dos balazos,  mientras se encontraba esposado e indefenso en la sala de emergencia de un sub centro de salud de  San Cristóbal, por un cabo de la Policía Nacional  que momentos antes lo había herido durante un desalojo, y  quien a la hora de presentarse a terminar su “trabajo”  no respetó siquiera que la madre de la víctima se encontraba presente.

No obstante el salvajismo conque se perpetró ese crimen,  el pasado sábado, no ha merecido mucha  atención por parte de los medios, probablemente porque estamos demasiado ocupados con el tragicómico  (no hace falta explicar dónde está lo cómico y dónde lo trágico) desenlace del secuestro  del joven Eduardo  Baldera o las correrías sexuales de un diputado bragueta alegre que anda por ahí, además de que –asusta comprobarlo– la sociedad dominicana empieza a acostumbrarse a los recurrentes excesos de la Policía a la hora de tirar  del gatillo.

Precisamente para evitar que esa costumbre haga ley y terminemos legitimando, por indiferencia, complicidad  o miedo, los asesinatos extrajudiciales a manos de agentes policiales  en nombre de la autoridad y la ley, Foro Social Alternativo ha decidido someter ante la justicia  y la Corte Interamericana de los Derechos Humanos al mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, a quien responsabiliza de la muerte en “intercambios de disparos” de por lo menos 200 ciudadanos. El general Nelson Rosario, vocero policial,  ha restado importancia a ese sometimiento dando a entender que a su jefe poco le importa, y   no me extraña.  La que no puede seguir indiferente a la vocación asesina de aquellos llamados a velar por la tranquilidad pública o protegernos de criminales y delincuentes es la sociedad dominicana, que merece  una Policía más a tono con el estado de derecho en el que se supone vivimos.

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