Qué  se dice

Qué  se dice

Dignidad herida.-  Es una pena que Juan Hubieres no haya acabado  de asimilar todavía el importante cambio que ha sufrido su vida, de aguerrido y combativo dirigente choferil, curtido en las duras batallas callejeras por el control de rutas del transporte de pasajeros, a Diputado de la República, pues le habría ahorrado al país, a su familia y a sí mismo el lastimoso espectáculo que ofrece la fotografía de primera plana con la que El Nacional acompañó la noticia de que el legislador fue herido a perdigonazos por la Policía Nacional, junto a otros siete miembros de Fenatrano,  cuando intentaban evitar el desalojo de 75 familias de unos terrenos en Altos de Brisas del Este, en Santo Domingo Este. Por suerte o por la gracia de Dios (no puede descartarse nada), Hubieres salvó la vida, lo que todos celebramos,  aunque su dignidad ha quedado bastante maltrecha. Falta ahora que alguien le recuerde que ya no está para esos trotes.

Tres meses sin cobrar.-  Me contaba ayer un pajarito, de esos que tienen su nido en la Plaza de la Cultura, que los empleados de la Biblioteca Nacional tienen tres meses sin cobrar sus sueldos, por lo que ya le deben a las once mil vírgenes. Pero el verdadero drama de esos empleados, en su mayoría peledeístas, es que tienen que morderse la lengua y aguantar callados hasta que lleguen los chelitos, pues las consecuencias podrían ser  peores que la actual angustia si se soliviantan y arman alboroto denunciando el retraso. ¡Desventajas –quién lo iba a decir– de estar en el gobierno!

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