Tan tarde no vale.- Es cierto, más vale tarde que nunca, pero hace rato que quien les escribe viene preguntándose, al igual que un montón de gente, cuándo se daría el PRD por enterado de las andanzas de su diputado Julio Romero, en el vórtice de un escándalo público por denuncias de que sostuvo relaciones sexuales con una menor de edad, que ahora lo acusa de paternidad irresponsable, y las amenazas de ser llevado ante los tribunales por varias mujeres que le acusan de abuso sexual, un silencio que habría que considerar, dadas las circunstancias, poco menos que incriminatorio.
Se entiende que el conflicto interno que derivó en la suspensión, por parte de la JCE, del acto de proclamación de las nuevas autoridades del PRD tenga vuelta loca y sin idea a su dirección, que simplemente está cosechando lo que sembró cuando se propuso tomar el control de sus principales organismos de dirección aunque en el intento atropellara, como en efecto, su institucionalidad, al extremo de negarse a escuchar siquiera los alegatos de quienes dicen haber sido víctimas de un fraude colosal que los depojó del triunfo en la pasada convención, pero en el complicado mundo de la política vernácula hay que sacar tiempo para atender todos los cartones.
Los críticos de Vargas Maldonado, quien ayer designó una comisión encabezada por el director del departamento legal del partido blanco, Salim Ibarra, para que investigue las denuncias contra Romero, le atribuyen la intención de querer convertir a esa organización en otra mas de sus empresas, pero no hace falta ser un exitoso hombre de negocios para saber que cualquier empresa sacaría de su nómina a un empleado o ejecutivo que exhiba una conducta tan reprochable y contraria a la decencia y las buenas costumbres para evitar daños irreversibles a su imagen.