Ante los ojos del mundo.- Igual que Vincho, Pelegrín o cualquier otro al que le pregunten, tampoco creo que en el país exista una campaña de persecución contra los haitianos, aunque me ha provocado profunda inquietud el hecho, que todavía me resisto a llamar coincidencia, de que al día siguiente de que un grupo de organizaciones haitianas que trabajan en favor de los migrantes formulara esa denuncia se produjera el asesinato a tiros de tres ciudadanos haitianos, cuando supuestamente fueron sorprendidos talando un bosque para fabricar carbón (el horno fue utilizado para incinerar los cuerpos) en una comunidad rural de Jimaní. ¿Qué se persigue con esas muertes? ¿Justificar los argumentos de las grandes potencias, las mismas que quisieran ver a La Hispaniola convertida en una e indivisible, de que aquí se maltrata a los hermanos haitianos? ¿Sabotear las relaciones entre ambas naciones para luego justificar cualquier tipo de intervención internacional necesariamente lesiva de nuestra soberanía? ¿O estamos ante el surgimiento de grupos paramilitares o de patriotas radicales que han decidido resolver el problema haitiano por sus propia cuenta y riesgo? Mil y una preguntas rondan mi cabeza cada vez que pienso en la naturaleza extraordinariamente peligrosa de ese crimen, pues podría estar presagiando acontecimientos nada agradables para el país, las relaciones con nuestros vecinos y la comunidad internacional. Por eso es tan importante que la Policía realice una investigación seria, profesional y rigurosa que le permita dar con los verdaderos responsables de esa matanza, pero también ofrecer una explicación verosímil y convincente (aunque tenga que cambiar de guionista) de las circunstancias y motivos que la desencadenaron para que pueda creerse en ella tanto aquí como más allá de nuestras fronteras, donde van a estar muy atentos a la forma en que nuestras autoridades van a manejar ese abominable crimen.