Qué  se dice

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Vincho y sus obsesiones.- ¡Confirmado lo que tantos sospechábamos! Al doctor Marino Vinicio (Vincho) Castillo, el flamante director general de Ética e Integridad Gubernamental, solo le preocupa y mortifica   la corrupción que se habría producido durante el  gobierno de Hipólito Mejía y el PPH, una de sus obsesiones  favoritas, como si no supiera (o no le interesara saber)  que  en los ocho años transcurridos de allá para acá no solo ha sido  mucha el agua que ha pasado bajo el puente sino también abundante y copiosa la lluvia de denuncias de corrupción contra funcionarios  de los gobiernos peledeístas encabezados por el doctor Leonel Fernández Reyna,  en muchos casos tan ostensible, esa corrupción,   que hace innecesaria la famosa inversión de la prueba.

Es evidente entonces que el doctor Castillo sigue siendo víctima de sus fobias y manías, a tal extremo que en lugar de felicitar al procurador general de la República Francisco Domínguez Brito, de ofrecerle su  respaldo por su decisión de solicitar a la Suprema Corte de Justicia que revoque el archivo definitivo de las investigaciones sobre supuestos  actos de corrupción de Félix  Bautista durante su desempeño como director de  la Oficina Supervisora de Obras del Estado, lo que hace es  reprocharle su selectividad y exhortarle a que investigue las 34 auditorías realizadas al gobierno de Hipólito Mejía, y en particular a su archienemigo  Hernani Salazar.  ¿Tan lejos va a llevar  esa obsesión que está dispuesto a convertirse  en un   obstáculo para el  gobierno en sus esfuerzos por enfrentar  la corrupción? Hasta que  Vincho Castillo no se libere de sus prejuicios y obsesiones difícilmente pueda convencer al país, que lo conoce muy bien, de su idoneidad para representar el papel de  custodio de la ética y la  moralidad  pública.

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