Deportados.- No hace falta leer entre líneas para darse cuenta de que el doctor Marino Vinicio Castillo, quien ha alborotado el avispero político nacional con su denuncia de que alrededor del 30% de los precandidatos a cargos electivos de cara a las elecciones congresionales y municipales del próximo año tiene vínculos con el narcotráfico, no tiene muy buena opinión de los compatriotas deportados desde los Estados Unidos tras cumplir condenas por distintos delitos, quienes por cierto tienen una fundación sin fines de lucro que procura su reinserción a la sociedad dominicana cuyo dirigente tiene aspiraciones políticas públicas y conocidas. ¿Perdió ese ciudadano, por el hecho de haber cumplido condena por narcotráfico en una cárcel norteamericana, el derecho a elegir y ser elegido? ¿Son los deportados ciudadanos de segunda, condenados para siempre a cargar con un estigma que los margina y excluye? Ojalá que podamos airear y discutir ese tema sin pasiones ni prejuicios, y sobre todo apegados a la ley y el Derecho.
Mala memoria.- Lejos están ya los tiempos de militancia adepeísta del secretario de Educación, de las huelgas, paros y protestas en las que participó, sobre todo al llegar a ciertas alturas donde el aire que se respira es distinto; tanto, que a menudo provoca mareos. Melanio Paredes ordenó descontar entre RD$1,000 y RD$4,000 a decenas de maestros de La Vega, Villa Jaragua, Padre Las Casas y Cotuí que cometieron el pecado de realizar un paro de labores en reclamo del pago del curso de verano. La decisión no ha caído bien a la dirigencia de la ADP, que dice estar indignada por la negación de un derecho, el de la huelga, consagrado en la Constitución, pero que ha contribuido además a acentuar las precariedades económicas de esos maestros. Y todo porque Melanio, desde que es Ministro, se olvidó de la humilde guitarra y prefiere el aristocrático violín. ¡Qué mala memoria!