Qué se dice

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Regreso al futuro II (Año 2064).- “Científicos dominicanos anunciaron ayer la creación, tras una  década de   investigaciones, de un nuevo material resistente al fuego, a los golpes, a las inclemencias  del tiempo (ciclones incluidos) y, sobre todo, a prueba de ladrones, pues su componente esencial abunda tanto que no resulta atractiva su comercialización.

 Sus  inventores   aseguran  que el descubrimiento  revolucionará la industria de la construcción y   abaratará  significativamente el costo de las obras públicas, aunque no podrá estar disponible para su industrialización y uso masivo hasta dentro de otros  diez años, cuando se resuelvan algunos problemas de logística. Todo empezó en el 2012, cuando los ayuntamientos del Gran Santo Domingo, desesperados por el robo de las tapas de alcantarillas,  decidieron  fabricarlas de plástico o concreto.

Eso resolvió el problema,  pero no detuvo el  saqueo de todo lo que estuviera  hecho de metal, al extremo de que muchos  puentes  colapsaron dejando a comunidades enteras incomunicadas,  y  un buen día se robaron también  la verja perimetral  del Palacio Nacional, permitiendo que varias familias de  indigentes, a los que nadie se atreve ahora  a desalojar por temor a las sanciones de los organismos internacionales de derechos humanos, se instalaran en sus jardines. Hasta que   un decreto  presidencial  declaró  la búsqueda de un nuevo  material capaz de  sustituir  el codiciado metal  una prioridad nacional,  reto que la comunidad científica asumió con gran sentido de responsabilidad histórica.

Ese nuevo material es ya una realidad,  y aunque, por razones obvias, los científicos no quisieron revelar la fórmula de  su composición, no tuvieron ningún problema en dar a conocer su componente principal: mierda común y corriente, tan barata como abundante. ¿Quién va a  robarse algo fabricado con un  material tan poco noble? Como decía un refrán muy popular en el siglo XX: a grandes males, grandes remedios”.

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