Fábrica de sicarios.- No es producto de la casualidad que los gatilleros contratados para asesinar al abogado Jordi Veras Rodríguez fueran ex policías, pues esa es una característica distintiva de la pujante industria del sicariato, como ya la llaman algunos medios, que se ha desarrollado de manera sorprendente en el país durante los últimos años. Y es que los hechos indican que es en la Policía Nacional, y en mucho menor medida en las Fuerzas Armadas, donde los sicarios dan sus primeros pasos en el oficio de matar, donde la muerte se convierte en rutina, en parte consustancial de su trabajo como guardianes de la ley y el orden, y ahí están los famosos intercambios de disparos, tantas veces denunciados como vulgares ejecuciones extrajudiciales, como un escandaloso ejemplo. ¿Moraleja? La Policía no puede seguir siendo una escuela de formación de sicarios pagada por nuestros bolsillos.
La unidad del PLD.- No todo el mundo está satisfecho, incluído quien escribe, con la explicación ofrecida por Danilo Medina a su notoria ausencia en la juramentación de nuevos miembros del PLD, celebrada el pasado domingo en San Pedro de Macorís. Según el licenciado Medina, a quien se considera –si Leonel y la reelección no se atraviesan en su camino– el natural y lógico candidato presidencial del PLD en el 2012, no participó en ese acto para preservar el ambiente de unidad que prevalece en la familia peledeísta, pues su presencia allí pudo haber dado pie a que personas fanatizadas provoquen un espectáculo desagradable, desluciendo el momento y haciendo sentir mal al presidente Fernández, quien en su condición de presidente y líder del PLD encabezaba el concurrido acto. ¿Quiere decir entonces que esa unidad, que se pregona a boca llena entre peledeístas de uno y otro bando, no resiste ni siquiera una guerrita de aplausos entre las dos principales figuras del partido de gobierno?