Feo para la foto.-  Si fuera un asunto de mala suerte, algún fucú o  de una  imprevista  mala racha hace rato que desde aquí le hubiéramos recomendado al diputado Julio Romero un buen baño con agua de cola de bacalao o un chapuzón de espaldas en una  playa en  noche de luna llena, no sin antes rezar una retahíla de padrenuestros, pero es evidente que los problemas por los que atraviesa el legislador perredeísta son producto de sus propios errores, pero sobre todo de sus malos pasos y peores compañías.

Así acaba de quedar nuevamente expuesto con la publicación del periódico  El Día que vincula  al legislador nada mas y nada menos que con El Gringo y El Chino, a quienes las autoridades antinarcóticas señalan como dos de los principales jefes del microtráfico en el país, basándose en un informe de la DNCD del 2007 que dice que Romero acompañaba a los supuestos  capos al momento de producirse un arresto en una conocida discoteca de la zona oriental.

Ya no se trata de las sonadas andanzas de su desbocada bragueta y las querellas de sus víctimas y damnificadas, sino de un asunto de gran envergadura que sale a la luz, precisamente, en medio de una discusión pública que recoge las preocupaciones de distintos sectores  de la sociedad dominicana ante  la posibilidad de que el narcotráfico infiltre el Congreso y los ayuntamientos financiando candidatos  por trasmano. No tengo la más mínima idea de cómo saldrá de este nuevo escándalo ni qué hará al respecto el PRD, que ya anunció el rechazo de por lo menos 17 precandidatos luego de comprobarse que tenían antecedentes o asuntos pendientes con la justicia, pero lo cierto y verdadero es  que Romero, que aspira a reelegirse,  está demasiado  feo para la foto del afiche.