Bola de nieve.- A pesar de los esfuerzos del presidente de la JCE, Roberto Rosario, por minimizar las implicaciones del conflicto surgido alrededor del área de informática del organismo electoral, la bola de nieve sigue creciendo, a tal punto que ya se pidió la intervención de la mano componedora de monseñor Agripino Núñez Collado para atajar la crisis, palabra que ya nadie duda en utilizar. Y no es para menos tratándose de un área tan sensible, donde ya hubo problemas –y con el mismo protagonista– en las elecciones del 2004, cuando fue necesaria la intervención, en calidad de apagafuegos, del propio Núñez Collado. A estas alturas del conflicto se hace urgente, en aras de preservar la credibilidad del proceso electoral en marcha, que se resuelva cuanto antes el impasse, y sobre todo que los partidos, sus principales protagonistas, queden satisfechos con esa solución.
Sinceridad.- Hay que agradecerle al senador peledeísta por Azua, Rafael Calderón, su arranque de sinceridad cuando declara que considera muy difícil que el Proyecto de Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas pueda ser aprobado y aplicado en las elecciones presidenciales del próximo año debido, principalmente, a los controles que dispone sobre los recursos que manejan los partidos políticos. Esas declaraciones, sin embargo, no deberían sorprender a nadie, pues estamos hablando de un proyecto de ley que lleva diez años dando tumbos en el Congreso tan solo porque a los políticos no les interesa, ni les conviene, que existan controles sobre unos recursos públicos que manejan sin rendir cuentas a nadie. Donde Calderón se pasa de sincero es cuando afirma estar convencido de que todos los partidos están interesados en aprobar esa ley, pues si fuera así la hubieran aprobado hace rato, pues luego del conocimiento al vapor del Presupuesto del 2012 todos sabemos lo diligentes que son los legisladores cuando les da la gana.