Burla burlando.- Andan tras sus perdidos pasos la Policía, la DNCD y el DNI, organismos a los que se ha sumado, por instrucciones precisas del Procurador General de la República, el director adjunto de Persecución del Narcotráfico y la Criminalidad Compleja, en tanto allende los mares se notificó a la Interpol, que se encargará de seguir su rastro en Haití, Venezuela y Panamá, todo como parte de un operativo de búsqueda y captura, que probablemente no tenga precedentes, contra Sobeida Félix Morel.
Por supuesto, en un caso así, que empezó con el hallazgo de US$4.5 millones dentro de una yipeta, abundan las versiones rocambolescas sobre el probable destino de la hoy fugitiva, la forma en que escapó y quiénes la ayudaron, incluso se ha llegado a señalar la posibilidad de que fuera secuestrada y asesinada, pero también sobran las preguntas, desde el porqué fue puesta en libertad siendo pieza clave en un importante caso de narcotráfico, hasta el cómo es posible que una vez libre no se le impusiera una discreta pero efectiva vigilancia para evitar, precisamente, lo que ocurrió.
Preguntas y conjeturas aparte, lo cierto es que nadie sabe, salvo quienes la ayudaron a escapar, dónde está Sobeida. Lo que sí sabemos es que con su carita de yonofuí se burló de todo el mundo, incluidos los medios de comunicación que usó para entretenernos en lo que sus cómplices y protectores planeaban su salida de escena, y que es poco probable, no obstante las promesas del mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín de que removerá cielo y tierra para reapresarla, que volvamos a verla, sobre todo si ya logró reencontrarse con su compañero sentimental, el puertorriqueño José Figuereo Agosto, acusado de dirigir en el país una poderosa red de narcotraficantes y a quien no se le ha vuelto a ver la placa desde que escapó de manera espectacular, balacera incluída, a la persecución de varios agentes de la DNCD en plena 27 de Febrero el mismo día que su amada cayó presa.