Los unos y los otros.- Los diputados acaban de convencernos, como ya antes lo hicieron los senadores con su ardorosa defensa del odioso barrilito, de que no debemos pagar ni un solo centavo más de impuestos, pues resulta evidente que los políticos que nos gobiernan, bien sea desde el Congreso Nacional, los ayuntamientos o las instituciones –centralizadas y descentralizadas– del Estado, no están dispuestos a sacrificar sus irritantes privilegios.
El gobierno podrá imponer, como en efecto creo que hará, su mostrenca reforma fiscal a contrapelo de todas las críticas y reclamos de que aporte la cuota de sacrificio que le corresponde como principal responsable del déficit, pero si así lo hace activará una peligrosa bomba de tiempo que nadie sabe cuándo ni cómo explotará.
Hasta el Cardenal- Nadie puede acusar al cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez de querer llevarle la contraria al gobierno, sobre todo cuando se recuerdan sus declaraciones justificando la reforma fiscal debido al desorden y la situación económica calamitosa que encontraron las nuevas autoridades. Por eso debe tomarse en serio su reclamo, con el que coincide con organizaciones de la sociedad civil, de que se debe sancionar a los responsables del déficit fiscal. ¿Que qué pasó ahí? Que lo mucho hasta el Cardenal lo ve.
Premura.- ¿Cuánto tardará la consulta nacional que hará la Procuraduría General de la República para diseñar y definir la política criminal del Estado? Pregunto porque, en lo que el hacha va y viene, delincuentes, criminales y narcotraficantes hacen y deshacen a sus anchas, sin apenas encontrar resistencia de las autoridades, que demasiado a menudo se pasan al bando de los malos. Ojalá que los organizadores de esa consulta, así como los que participen ofreciendo sus opiniones y pareceres, tomen en cuenta la urgencia del momento.