Qué se dice

Qué se dice

Constituye un buen signo la disposición externada por el Presidente Hipólito Mejía en cuanto a establecer conversaciones con los promotores de un paro general para los días 28 y 29. La actitud del primer mandatario lleva a suponer la posibilidad de reencauzar el país a un diálogo más amplio, con personalidades y organizaciones más representativas que los gremios huelgarios.

Los dirigentes sindicales o populares esgrimen unas demandas que se caracterizan por lo desmesurado; fuera de las posibilidades reales del Estado aunque se formulan a partir de la dura realidad del alto costo de la vida a la que se agrega la incertidumbre que causan las querellas políticas, los intentos de modificar la ley electoral y la creciente desconfianza en la JCE. Adicionalmente, aparecen señales de que las funciones de mediación entre sectores nacionales, que por lo regular propicia y dirige la Iglesia Católica, podrían estar a punto de extinguirse. ¿Por qué? ¡La sociedad dominicana parece afectada por la ausencia de un interlocutor con autoridad que escuche sus urgencias! Ojalá que el gesto oficial hacia quienes llaman a huelga sea el primer paso para reabrir canales entre gobernantes y gobernados.

[b]Violencia[/b]

La Universidad Autónoma de Santo Domingo tiene un cuerpo de orden interno pero casi nunca sus autoridades se arman de valor para enfrentar desmanes de grupos que agreden con piedras y bombas molotov a quienes transitan por la cercanía del campus, una supuesta forma de protestar contra cualquier cosa.

La gente que verdaderamente tiene razones de sobra para formular demandas al gobierno no necesita de esa extrema y condenable violencia. Pero también mueve a preocupación el que para sofocar un motin callejero la Policía recurra a rifles con miras telescópicas, como pudo verse antier en las operaciones contra revoltosos del entorno universitario. Las inconductas de unos cuantos no debe generar la presencia de «francotiradores» en lugares donde están presentes también muchos ciudadanos pacíficos.

[b]Dudas sobre combustibles[/b]

La Asociación de Propietarios de Estaciones de Gasolina hizo dos denuncias dignas de atención. La primera fue que la Refinería Dominicana de Petróleo había disminuído el despacho, y la segunda, que las gasolinas que les estaban llegando en estos tiempos presentan un color y un olor que no parecen los normales, como si se tratara de un producto diferente al que antes mercadeaban.

Lo del racionamiento fue explicado y, en alguna medida, justificado. Pero en cuanto a la calidad de los carburantes, los gasolineros y los consumidores se han quedado esperando una certificación o pronunciamiento oficial y convincente que les lleve tranquilidad y confianza en la pureza de los combustibles.

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