Cambiando de canal.- ¿Cuál es el valor, en dinero contante y sonante, de una vida humana? La sola pregunta basta para dar paso a un debate sobre una cuestión sobre la que resulta difícil ponerse de acuerdo, pues están de por medio consideraciones morales, religiosas y hasta ideológicas, y nadie quisiera enredarse en una discusión con pocos resultados útiles para gente que, por culpa de estos modernos tiempos, tiene siempre demasiada prisa por llegar a ninguna parte. Sin embargo, en la vida real nos enfrentamos a diario con esa enorme interrogante, para finalmente llegar a la desoladora conclusión a la que solo puede llegarse en una sociedad cada vez más violenta, donde matar y morir puede ser cosa de tener la mala suerte de tropezarte un día con la mirada provocadora, sedienta de sangre, de un asesino al acecho, como le ocurrió a Edwin Reynoso Guerrero, de 20 años, muerto de un balazo por un agente policial porque el joven alegadamente lo miró mal cuando ambos se encontraban bebiendo tragos en un colmado de Los Frailes Segundo, en la autopista Las Américas. ¿Vale la vida de Mario de Jesús Valette, muerto de un disparo en un centro de diversión de La Romana por el pelotero Angel Villalona, los cinco millones de pesos que se dice este pagó a su familia para que retire la querella en su contra y pueda salir en libertad para seguir adelante con su prometedora carrera? La decisión de la familia de vender a su muerto ha provocado indignación en La Romana, en tanto el fiscal José Polanco Ramírez calificó de irresponsables a los parientes del joven muerto al anunciar que el caso sigue abierto a pesar del desinterés de los dolientes. ¿En qué terminará la cosa? Si quiere saberlo le sugiero descansar un rato del novelón de Sobeida, pues en otros canales están ocurriendo cosas mucho más interesantes, más dignas de nuestra atención, sobre todo porque nos obligan a reflexionar sobre la clase de sociedad en la que nos hemos convertido.