QUÉ SE DICE

QUÉ SE DICE

¿Atentados?. Cuatro ataques, en apenas una semana, contra oficiales policiales y militares, son sencillamente demasiados, por lo que no puede culparse a quienes ven en esas agresiones  acciones premeditadas y por lo tanto planificadas, hasta el punto de llamarlas atentados. Pero en  honor a la verdad hay que decir que hace tiempo que los delincuentes convirtieron  a militares y policías en víctimas de sus ataques, en la mayoría de los casos para despojarlos de sus armas de reglamento (el experto  en seguridad Juan Manuel Taveras recordaba ayer que en apenas dos años cerca de 250 agentes fueron asesinados por ese motivo), aunque para hacerlo tengan que asesinarlos a mansalva. Así murió  la teniente del Ejército  Suleica Ponciano Solano,   pero no porque sus asesinos sean parte de una conspiración contra la tranquilidad ciudadana  sino porque el lugar donde la mataron, en el barrio Los Rosales del sector ElTamarindo, Santo Domingo Este, se convirtió en escenario frecuente de asaltos a mano armada sin que ningura autoridad fuera en auxilio de sus vecinos para evitar la tragedia que hoy  los desgarra y los sumerge aun  mas en el miedo.  

Desvistiendo un santo…-  Uno de los mayores problemas que enfrenta  la AMET, además de la insuficiencia de recursos tanto económicos  como materiales (hasta hace poco apenas contaba con  una sola grúa), para  hacer adecuadamente su trabajo es también la insuficiencia de personal para atender la demanda de agentes a todo lo largo y ancho del país.  Por eso sorprende  el anuncio del Ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul, de que 300 agentes de Amet serán incorporados al  Plan de Seguridad Ciudadana, acompañado de la advertencia de que las autoridades “no bajarán la guardia” ante la delincuencia. ¿Quién nos va a proteger entonces de los delincuentes  que andan por ahí detrás de un volante?

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