Qué se dice

Qué se dice

Dinero plástico… y caro
Mucho conviene al Fisco que el consumo en general de los ciudadanos incluya el uso de tarjetas de crédito. Las compras que se hacen por esa vía dejan huellas firmes para que los recaudadores actúen contra los comerciantes que tratan de evadir el Itebis. Lo lamentable es que el Estado y los bancos no incentiven el empleo del llamado dinero plástico llevando la tasa de financiamiento a los niveles predominantes en otras latitudes como Estados Unidos y la mayoría  de los países latinoamericanos en los que  coger fiado cuesta mucho menos que aquí.

En República Dominicana, en nombre de la libertad de comercio, que al parecer incluye un ejercicio bancario desalmado,  las tasas que  se cobran a quienes se acogen al sistema de tarjetas son anormalmente altas. El tarjetabiente esta atrapado, pues los bancos han dado uniformidad  a sus requisitos y los cajetazos mensuales de corte golpean  fuertemente los bolsillos de todo el mundo. Parecería exagerado e innecesario que se haya emprendido un proceso para legislar e imponer un tope a los duros intereses de las tarjetas aunque el propósito sea justo.Debería ser la Autoridad Financiera  y Monetaria la que actuara sin la intervención de los legisladores, pero que se sepa una cosa: hasta ahora los ciudadanos no han tenido defensores frente al sistema crediticio basado en tarjetas, y se dice que en estos momentos, el mejor negocio de esas entidades de crédito es el dinero plástico al que ellos (los bancos)  están poniendo precio sin que nadie ponga límites. ¿Quién podrá defendernos?

Los buenos van perdiendo

Desde que se hizo moda crear fundaciones y organizaciones llamadas no gubernamentales que se orientan a los interes políticos y personales de muchos legisladores –las que han estado en franca proliferación- el “pastel” del presupuesto se ha  vuelto difícil para entidades de exclusivos fines sociales y altruistas como el Instituto Oncológico y el Patronato Nacional de Ciegos. Los congresistas tienen peso específico superior y sus votos son decisivos a la hora de repartir presupuestariamente  los recursos del Estado. Incluso el Poder Ejecutivo negocia en un “dando y dando” con los miembros de las cámaras. Ellos sueltan a favor del Palacio, cuando se diseña  el presupuesto, a cambio de las consideraciones y atenciones q    ue se presten a sus interes. Ningún congresista tiene posibilidades de reelegirse si no “boronea” en su región, y sus asistencias sociales tiene que pagarlas el contribuyente. Las causas de muchos ciudadanos desvalidos por enfermedades y minusvalidez no merecen mucha atención en el fogón en que se cuece el presupuesto. Por eso, las asignaciones que favorecerían a pacientes de cáncer de escasos recursos e invidentes se achican cada vez más, mientras los políticos legislativos le resultan cada vez mas caros a la nación.

 

Moderación y equidad

El gobierno está logrando distanciarse de los pronunciamientos duros e hirientes que contra algunos sacerdotes emitió recientemente el doctor Euclides Gutiérrez superintendente de Seguros tenido  como una de las voces más importantes del peledeismo y quien en más de una ocasión también ha echado lodo sobre la justicia dominicana, aunque el Presidente Leonel Fernández nunca ha dejado de ser cauto y considerado al referirse a ese otro poder del Estado. El primero que tras la rudeza anticlerical de Euclides habló con mucha mesura y respeto  hacia la Iglesia y sus ministros –a propósito del tema hatiano- fue el Secretario de la Presidencia Danilo Medina. Luego lo hizo el doctor Franklin Almeyda, -Secretario de  Interior y Policía- quien además de referirse elogiosamente a los sacerdotes que han sido  embestidos por algunos sectores radicales por sus actitudes frente a la migración, antier acogió en su despacho,  para que se pronunciara como él quisiera, al padre  Chirstopher Hartley, de San José de los Llanos , con quien muchos podrían estar en desacuerdo pero que lo único que en verdad hace es ejercer derechos que corresponden a su labor religiosa . Que se le señalen errores y que se combatan sus ideas. Pero solo con ideas y argumentos que iluminen para llegar a la verdad. Y no que se propongan duras represalias contra él.

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