El gran engaño.- Son muchas las iniquidades que pueden perpetrarse desde el poder, pero esta debe ser de las peores, de las que más indignan, de las que más convencen a uno de que con los políticos que tenemos este país nunca saldrá adelante. ¿Quién no sabe del viacrucis de cientos de obreros cañeros si llevan meses mendigando frente al Palacio Nacional una pensión tras dejar lo mejor de sus vidas en los campos del CEA? Hace poco el gobierno anunció que había pensionado a mas de dos mil y algunos ingenuos pensamos que se había hecho por fin justicia, pero se trató de un vulgar engaño ya que solo 19 resultaron beneficiados. ¿Qué ocurrió? Lo que ha pasado ya tantas veces; que los políticos sacaron las uñas y repartieron esas pensiones entre sus amiguetes y conmilitones, dejando con la cara larga y la esperanza deshecha a todos esos viejos. ¡Abusadores!
El fabulador.- Erase una vez un Senador de la República al que todo el mundo respetaba por sus valientes denuncias contra el narcotráfico, hasta que un día se dieron cuenta de que empezó a utilizar el prestigio que le dieron esas denuncias, de las que, por cierto, nunca ha presentado una sola prueba, con fines politiqueros. Y tanto gusto le cogió al protagonismo mediático que le dieron sus tremendistas acusaciones públicas, que no fue capaz de escarmentar a pesar del papelazo que hizo con su denuncia de que el PPH planeaba asesinar a la periodista Nuria Piera para atribuírselo al gobierno, pues tuvo luego que reconocer que carecía de las pruebas para sustentar una acusación tan grave. Ayer soltó otra andanada contra el candidato del PRD, a la que no voy a referirme para no hacerle el juego a su perverso propósito y de la que, por supuesto, tampoco aportó las pruebas, solo para confirmar lo que ya sabíamos: que se trata de un fabulador irresponsable que cree tener licencia para difamar y calumniar a quien se le antoje.