Entre el FMI y la pared.- El desprevenido lector que ayer tuvo la oportunidad de echarle una ojeada a los titulares de primera plana de nuestros principales diarios pudo haber llegado a la conclusión de que, ¡por fin!, el gobierno dominicano se puso los pantalones ante las siempre impertinentes exigencias y reclamos del FMI, en este caso su inaceptable pretensión de que se eleve la tarifa eléctrica en un 18%, pero unicamente si se llevó de las engañosas apariencias, pues en el fondo nadie le cree a nuestros políticos cuando se rasgan las vestiduras o se dan sonoros golpes en el pecho en defensa de una causa (no se crean el cuento de que el presidente Fernández prefiere romper con el organismo internacional antes que aceptar esa imposición; sin el FMI, como se dice del Telecable, no hay vida para el gobierno) que entienden conveniente a sus intereses.
Se ha dicho, y nadie se atrevería a discutirlo, que llevar la tarifa eléctrica hasta esos niveles provocaría una catástrofe en nuestros sectores productivos, que sacaría de competencia a nuestra industria turística, y ni hablar de lo que representaría para los exhaustos bolsillos de los sectores medios de la población, que simplemente no tendrían conqué pagar por el servicio. Pero lo que nadie, desde el gobierno o desde el PLD, ha dicho ni va a decir, es que de materializarse ese despropósito tendrán que despedirse definitivamente de la posibilidad de mantenerse en el poder más allá del 16 de agosto del 2012.
La frase del día.- A mi querido jefe Polanco Gónez, que es mi amigo, le hago saber que yo no mancho mi nombre con cosas así; él sabe que mi problema viene por el bien de