De fuera vendrán.- Como si no fuera suficiente con nuestros propios criminales y delincuentes, cada vez son mas frecuentes y notorios los indicios de que el país está siendo utilizado por organizaciones delictivas internacionales que han decidido probar suerte en nuevas plazas, al extremo de que ya se habla, como si tal cosa, de la peligrosa mafia rusa o de los sanguinarios carteles mexicanos de narcotraficantes.
La Policía presentó ayer a los miembros de una banda integrada por dos mexicanos, un venezolano y un colombiano a los que acusa de estafar con mas de veinte millones de pesos a decenas de personas de edad avanzada, a las que hacían creer que se habían ganado una lotería electrónica pero que debido a su condición de extranjeros les resultaba imposible cambiar el premio sin el auxilio de un dominicano de cierta solvencia. Para colmo, la calidez conque acogemos a quienes nos visitan desde allende los mares, que otros prefieren llamar, con inocultable dosis de autodesprecio, complejo de Guacanagarix, conspira contra nosotros mismos, contra nuestra propia tranquilidad, pues de alguna manera facilita el trabajo de todos esos extranjeros que abusan de nuestra confianza y generosa hospitalidad.
A las calles.-Los candidatos presidenciales firmaron un acuerdo, de modo que a partir del 2012 si no lo cumplen tenemos todos que tirarnos a la calle a acompañar a todos los protestantes para que cumplan ese acuerdo. Son palabras que bien pudo haberlas pronunciado algún aguerrido integrante de la Coalición por una Educación Digna, o un demagogo procurando pescar en río revuelto. Pero como son pronunciamientos de monseñor Agripino Núñez Collado, el gran mediador de las inacabables garatas nacionales, solo queda concluir que la lucha por el 4% tiene muy buenos padrinos. Lástima que el presidente Leonel Fernández se haya autoexcluído de ese histórico privilegio.