Qué se dice

Qué se dice

El doctor Rafael Suberví Bonilla, con muchas horas de vuelo en el PRD, lo tiene bastante claro: solo la unidad de todos los precandidatos -incluído, por supuesto, el licenciado Hatuey Decamps- puede proporcionar la fuerza suficiente para frustrar los intentos reeleccionistas del presidente Mejía.[tend] Una perfecta perogrullada, es cierto, pero ahí radica, precisamente, la paradoja de la autodestructiva guerra fratricida en la que están embarcados los perredeístas, incapaces -por ceguera, error de cálculo o simple ambición- de ver lo evidente, lo que está delante de sus propias narices. Por eso importa poco el mecanismo al que recurran los precandidados, siempre y cuando desemboque en una candidatura unitaria, surgida del más amplio consenso. Ojalá que Suberví, y el resto de los precandidatos, puedan pasar de las palabras a los hechos, pues se ha perdido un tiempo precioso en garatas inútiles que ha nada han conducido. Mientras tanto el PPH, que nunca duerme, sigue enviando señales inequívocas de que sus adversarios, tanto dentro como fuera del PRD, deberán estar preparados para lo peor.

[b]Generosidad navideña[/b]

No será el que más votos saque o el que mejor discurso tenga, pero Luis Acosta Moreta -Luis El Gallo, en la fauna política criolla- siempre se deja sentir, mas que nada gracias a sus originales formas de ir en auxilio de la gente pobre y necesitada. Una vez le cogió con repartir gatos barcinos en los barrios, como una forma práctica de combatir el asedio de las plagas de ratones, pero también ha sabido repartir medicinas, mosquiteros, canastillas para recién paridas y un montón de chucherías mas, porque El Gallo, es bien sabido, tampoco cuenta con recursos para hacer grandes y generosos despliegues. El pasado 24 de diciembre, día de Nochebuena, el presidente del Partido Unión Demócrata prefirió cenar con los leprosos del Leprocomio Nuestra Señora de Las Mercedes, de Boca de Nigua, pero también repartió alimentos a las familias pobres de los alrededores. El Gallo pidió aquí y recogió allá para reunir lo suficiente conqué agasajar a esa gente, que a lo mejor no vota en unas elecciones pero que nunca olvidarán el buen momento que han pasado gracias a su navideña generosidad.

[b]Phillipe, otra vez[/b]

Dice un viejo refrán que tanto va el cántaro a la fuente que un buen día se rompe. Y tanto vamos a estar hablando, una y otra vez, de conspiraciones, de declaraciones hostiles, de atentados y de cuanta bellaquería sea capaz de urdir, desde nuestro territorio, el exilio haitiano, que cualquier día de estos se nos armará un buen lío, y no será precisamente de ropa. Ahora resulta que las autoridades dominicanas apresaron hace algunos días a un grupo de antiguos militares haitianos, opositores del presidente Jean Bertrand Aristide, mientras planificaban -supuestamente- un asalto a la embajada haitiana en el país. Los ex militares, según fuentes del Ministerio de Asuntos Extranjeros haitiano, están bajo el mando del enemigo número uno del gobierno, el ex comisario de policía Guy Phillipe, un huésped indeseado que hemos tenido a bien acoger entre nosotros contra todo lo que aconseja el buen sentido diplomático. Pero de esas ambiguedades se alimentan nuestras relaciones con nuestros vecinos, relaciones que hemos sido incapaces de asumir con la seriedad y el cuidado que nos imponen las circunstancias.

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