Del horror a la barbarie-Estamos llenos de horror, asustados y nerviosos, porque esa gente no respetó siquiera que ese joven se encontraba en el hospital para matarlo a mansalva delante de todo el mundo. El doctor Jorge Chahín Herrera, director del hospital de Los Billeteros, intentaba describir así la experiencia vivida por el personal de Emergencia de ese centro asistencial luego de que seis agentes policiales llegaron al lugar y, sin mayores trámites, dispararon seis veces sobre un joven que se encontraba allí junto a sus padres, a cuyos pies murió desangrado.
Rafael Anderson Portorreal, de 19 años, estaba señalado, según la Policía, como un reconocido delincuente al que perseguía por la comisión de más de diez atracos a mano armada, pero ese prontuario, falso o verdadero, en modo alguno justifica que se le asesinara de manera tan bárbara, sin el menor pudor y a la vista de todo el mundo, mucho menos si quienes así actuaron lo hicieron en nombre de la autoridad, la ley y el sagrado orden público.
El jefe de la Policía Nacional, el mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, designó ayer mismo una comisión de alto nivel para investigar el crimen, pero son tantas ya las muertes de ciudadanos a causa de los famosos intercambios de disparos o en inocultables ejecuciones extrajudiciales que se encuentran actualmente bajo investigación de comisiones de alto nivel (la última de ellas fue nombrada por Guzmán Fermín el pasado viernes para indagar la muerte, ese mismo día, de cinco supuestos delincuentes en intercambios de disparos), que dudo mucho que la recién designada pueda atender de manera adecuada, por culpa de la sobrecarga de trabajo, la nueva encomienda del jefe policial. ¿No sería mas fácil detener, mediante una simple orden superior, la aplicación in extremis de una política de exterminio que ha devenido en una vulgar matanza a todas luces inaceptable en cualquier sociedad que se precie de democrática?