Qué se dice

Qué se dice

[b]Recobrar la confianza[/b]

Para la mayoría de los dominicanos, el 2003 ha sido un año muy difícil, quizás ruinoso para los que poseen negocios, y de muchas privaciones para los más pobres, pues el costo de la vida se ha mantenido en constante aumento.[tend]Sin embargo, mucho se reprocha el pesimismo. Algunos críticos quieren que la gente eche a un lado el pesimismo y se disponga a darle buena cara a la amarga realidad. Se entiende que las actitudes negativas solo sirven para empeorar las cosas o por lo menos reducen las posibilidades de crear colectivamente un ambiente constructivo. Complazcamos a quienes exhortan a reciclar las penas con un baño de esperanzas. Por tétreico que luzca el panorama, siempre habría algún fundamento para suponer que vendrán tiempos mejores. Y la condición más útil para generar fe en el futuro está en la innata capacidad de los dominicanos para vencer las adversidades. Pasada esta fecha dominical de especial significación para los perredeístas, hay que abrir un compás de espera y llenarse del espíritu de la navidad. Amar, confraternizar: estrechar relaciones con el prójimo en nombre de la paz y los deseos de prosperidad.

[b]Beligerancia[/b]

Es justo que los médicos que sirven al sistema asistencial del Estado aspiren a mejores ingresos y condiciones de trabajo pero que no se crea el doctor Waldo Ariel Suero, nuevo presidente del Colegio Médico Dominicano, que gana simpatía para su gestión al juramentarse en un marco de retórica combativa que incluyó un “cero coqueteo con el gobierno”. Lo que debió proclamar Suero es la absoluta independencia de su organización frente a todos los intereses políticos. Debió afirmar que los médicos están abiertos a negociaciones con el sector oficial en su firme aspiración a conquistas salariales. Pero también señalando con dramatismo que lo más urgente es resolver el problema de la falta de recursos que sume en crisis a los hospitales. Además, los médicos deberían estar prestos a demostrar con hechos que no hay razón para dudar de su dedicación al trabajo en los centros de salud y de su fiel cumplimiento a los horarios de trabajo.

[b]Invertir para la paz[/b]

Es una pena que las altas jerarquías de las Fuerzas Armadas no hayan dado un buen argumento en respaldo a eso que se anunció de manera incompleta sobre una próxima adquisición de aeronaves y otros equipos para la Fuerza Aérea Dominicana. Esto así, porque, ciertamente, una cosa sería fortalecer el “poder de fuego” en tiempo de paz, y otro mejorar la capacidad de carga y transportación para fines pacíficos. Al país le gustaría saber si una compra importante de armas y municiones para nuestras tropas no iría en desmedro de la capacidad presupuestal para mejorar infraestructuras hospitalarias y habitacionales de los cuarteles. En el marco castrense podría tener mucha validez y respaldo de la opinión pública el que las autoridades nacionales mejoren las condiciones de vida de los soldados, la asistencia médica que reciben y las pensiones que deben garantizar una vida digna a partir de su retiro del servicio activo. Es decir: ninguna compra de armamentos y medios de ataque debe hacerse con desprecio a las posibilidades de atender los problemas que más directamente tienen que ver con las condiciones de vida de los militares.

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