Qué se dice

Qué se dice

[b]Atención personalizada[/b]

No hay motivos para alarmas ni aspavientos patrióticos, atribuyéndole a esas distinguidas visitas un propósito que nunca han tenido.[tend] Se trata, simplemente, de una distinción reservada a los buenos amigos o a los clientes especiales, y se llama -en el dinámico y competitivo mundo de los negocios- «atención personalizada». Robert Zoellick, representante comercial de los Estados Unidos, el tercer funcionario de altísimo nivel que nos visita en menos de un mes, se tomará la molestia de venir personalmente a explicarnos, con todos sus detalles, los alcances e implicaciones del Tratado de Libre Comercio que regirá entre República Dominicana y la nación norteamericana. Durante su estadía en el país, que se prolongará durante tres días, Zoellick se reunirá con funcionarios del gobierno, legisladores y dirigentes empresariales, encuentros que desde ya, para ir ganando tiempo, se pueden calificar de «muy fructíferos». Lo recomendable, entonces, es que lo cojamos «easy», como dicen los gringos, confiados en que si las cosas salen mal, a pesar de haber recibido tan buenos consejos, el presidente Bush en persona vendrá a sacarnos de este abismal agujero.

[b]Medias verdades[/b]

No nos hagamos los tontos, sobre todo ahora, cuando el señor Roger Noriega, que ha demostrado no tener pelos en la lengua, lo ha dicho tan claro: el gobierno dominicano se comprometió a que las tropas enviadas a Irak permanezcan en esa nación un año; ni un día mas ni un día menos, habría que añadir, si partimos de lo enfático que fue el funcionario en ese particular aspecto. La información ha provocado cierta confusión en la opinión pública, muy sensible con un tema tan espinoso, pues siempre se nos dijo que esos soldados regresarían a casa en febrero, aunque resulta obvio que no se nos contó la verdad completa. Y la mejor prueba de esa falta de sinceridad, para decirlo de algún modo, es que las tropas que relevarán a esos soldados ya se están entrenando en Sierra Prieta, en Yamasá, para cuando llegue la hora de partida. Si nos comprometimos a que esos soldados se queden un año en Irak, no alimentemos vanas ilusiones: habrá que honrar la palabra empeñada. ¿Seremos capaces de cumplirla? Los americanos no conocen el refrán, pero nosotros sí: puerco no se rasca en jabilla.

[b]Cambiando una cultura[/b]

El jefe de la Policía Nacional, el mayor general Jaime Marte Martínez, tiene razón: no es posible cambiar todo un sistema de la noche a la mañana, mucho menos tratándose de una cultura tan arraigada entre policías y fiscales. Por eso es fácil entender que haya una gradualidad en la aplicación de los procedimientos que preludian la aplicación del nuevo código procesal penal, que establece, entre otras cosas, que ningún ciudadano puede ser privado de su libertad sin la orden de un juez, a menos que sea sorprendido en flagrante delito. Todos los cambios, hay que volver a decirlo, entrañan resistencias, que habrá que ir doblegando en el camino. ¿Que la Policía todavía apresa ciudadanos sin cumplir esos requisitos? Eso era de esperarse, pues como bien ha dicho Marte Martínez los policías tienen que «educarse» en las nuevas reglas, hacerlas suyas, para que puedan ser consistentes en su cumplimiento. Será, nadie lo duda, una tarea muy difícil y que tomará su tiempo, pero hasta Dios, como suelen decir los cristianos, necesitó siete días para crear el Mundo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas