Pesadillas amarillas ¿Se imaginan al presidente Leonel Fernández, encaramado ya en el desbocado potro de la reelección, siendo recibido con sombrillas amarillas o cualquier otra prenda de ese color a donde quiera que llegue para ofertar un tercer periodo consecutivo de más de lo mismo? La imagen me pasó por la mente al enterarme, ayer, de las mas reciente novedad servida por los oráculos políticos del patio: el presidente Fernández ha desistido, definitivamente, de su repostulación, y la mejor prueba para avalar esa afirmación tan contundente es el anuncio del Vicepresidente de la República, Rafael Alburquerque, de que se lanzará al ruedo político (vulgo calle del medio) en procura de la candidatura presidencial del PLD. ¿Qué razón tan poderosa ha disuadido al Príncipe de insistir en su ambicioso propósito de perpetuarse en el solio presidencial? En eso no han logrado ponerse de acuerdo, todavía, los oráculos, pues mientras algunos señalan hacia los resultados de la recién publicada encuesta Gallup-Hoy, que reflejan una sensible pérdida de aceptación pública por parte del mandatario, otros insisten en el insalvable obstáculo que representa la prohibición constitucional a la reelección, una pendiente cada vez más empinada y resbalosa. Un servidor prefiere mantenerse al margen de especulaciones, análisis, adivinanzas y predicciones astrológicas, pero confieso que en estos días, cada vez que leo o escucho sobre el tema, me imagino de inmediato al presidente Fernández perseguido a donde quiera que vaya por el reclamo insatisfecho del 4% para la educación que encarnan las vistosas y omnipresentes sombrillas amarillas que, sospecho, suelen ser también recurrentes protagonistas de sus peores pesadillas.