Qué se dice

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Pejes gordos.- Cuando todos creíamos que se trataba de un caso cerrado, al que puso punto final la condena a los imputados de integrar la red de lavado al servicio de José David Figueroa Agosto, volvemos a escuchar hablar  de los grandes ausentes de ese expediente: los famosos pero inasibles pejes gordos. El fiscal del Distrito Nacional, Alejandro Moscoso Segarra, reveló ayer que las autoridades puertorriqueñas y dominicanas tienen ya identificados, tanto aquí como allá, a importantes miembros de la organización criminal, dejando abierta la posibilidad de que en cualquier momento podrían  ser procesados.

Como ya en otras ocasiones, para frustración general, el representante del Ministerio Público ha hecho mención de unos pejes gordos que nunca aparecieron, quien les escribe prefiere mantener su escepticismo, mas que nada por estar convencido de que para que  algo así ocurra en este país  primero (y que se me perdone la meteorológica comparación) tiene que llover para arriba.

Haciendo historia.- Como ya  está considerado, al cumplir su  primer año en la Suprema Corte de Justicia, un caso histórico dentro del sistema procesal dominicano, vayan en primer lugar nuestras felicitaciones  a los abogados, autores de mil y un incidentes y triquiñuelas para retrasar el proceso de extradición en atención a los intereses de su defendido, pero también a Ramón Antonio del Rosario Puente, Toño Leña, pues su tenaz resistencia  a ser  entregado a las autoridades norteamericanas, que lo requieren para procesarlo por narcotráfico, ha rendido hasta ahora sus frutos, aunque es de suponer que a un costo considerable. Claro está, ese es un pleito que a la corta o a la larga Toño Leña perderá por más que incidente y patalee, pero que   ha dejado sus enseñanzas, sobre todo a los que creíamos que la cultura del incidentalismo había desaparecido con la llegada de la “nueva” justicia.

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