Qué  se dice

Qué  se dice

La mala suerte de la reforma.-  Todo está consumado. Ahora le toca al gobierno  cargar con las consecuencias de la aprobación al vapor y en tiempo récord de una reforma tributaria que, además de ilegítima e impopular,  tiene muy mala suerte.

Y no lo digo porque ya tiene un muerto en su cuenta producto del primitivismo con que la Policía Nacional todavía reprime, en pleno siglo 21, las protestas de la ciudadanía, que además no se conforma con herir de un balazo a un joven estudiante de Medicina que protestaba, sino que también lo deja morir desangrado al impedir que lo trasladaran a un centro asistencial. En realidad me refiero al aumento de 185 mil a 300 mil pesos que se hizo a sí misma la ministra de Educación Josefina Pimentel, del que nos enteramos cuando ya la funcionaria tenía varias meses cobrándolo pero justo en medio del caldeado ambiente que ha dejado la aprobación de la reforma, lo que explica que cayera tan mal en la opinión pública.  ¿Quién va a pagar un solo centavo más de  impuestos después de enterarse de la forma en que  los funcionarios manejan  los recursos que nos  sacan  de los bolsillos? ¿Quién garantiza que lo recaudado en la reforma no se utilizará de la misma manera? Claro está, cuando hablo de mala suerte me refiero al gobierno y, sobre todo, al presidente Danilo Medina, quien ha dicho que de la aprobación de esa reforma depende el cumplimiento de la mayoría de sus promesas electorales, pues la verdad es que cualquiera que  llegue a un cargo público y pueda aumentarse a sí mismo el sueldo, de un solo fuetazo, en más de cien mil pesos, puede ser considerado tan afortunado como quien se saca el premio gordo de la lotería.

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