Wikileaks.- A juzgar por las reacciones de empresarios, organizaciones de la sociedad civil, políticos y personalidades pocos son los sorprendidos por las revelaciones de wikileaks, dadas a conocer por el periódico español El País, en las que se señala a dos funcionarios de este gobierno que habrían exigido sobornos millonarios a empresas extranjeras para facilitarles sus operaciones en el país, y la explicación es tan sencilla como evidente. Hace tiempo que aquí se viene denunciando, con pelos y señales, actos de corrupción, corrupción que vemos reflejada en estudios y encuestas, y hasta hablamos, como de la cosa mas natural del mundo, de la extendida percepción de que este es un gobierno corrupto en un país donde la corrupción ha terminado convirtiéndose en algo cotidiano que hemos aprendido a tolerar, como suele ocurrir donde la impunidad es la regla y no la excepción. ¿Fue el embajador Robert Fanning influenciado por esa percepción o las revelaciones de wikileaks simplemente confirman lo que tantos sospechábamos? Mientras alguien responde esa incómoda pregunta ya hay daños que pueden considerarse irreparables como lo es el que se ha provocado a la reputación de República Dominicana como país receptor de inversión extranjera, al gobierno que encabeza el presidente Leonel Fernández, al que esas publicaciones le han llegado en el peor momento, y también a los directamente señalados, que andan por ahí amenazando con demandar a medio mundo para limpiar su buen nombre. Es poco probable, sin embargo, que el gobierno se pronuncie al respecto, y mucho menos que salga a defender a los aludidos, que al parecer tendrán que rascarse con sus propias uñas. Eso no impide, desde luego, que en Palacio se tomen ciertas previsiones, como sería encenderle algunas velas a San Alejo para que mantenga alejado a wikileaks y sus afrentosas revelaciones. (¿Qué otra cosa pueden hacer?)