El año amarillo.-  La Coalición Educación Digna, que integran mas de doscientas organizaciones de la sociedad civil, ha declarado el  2011 como el año de la lucha amarilla por un mejor presupuesto para la educación, lo que quiere decir  que las sombrillas amarillas mantendrán su presencia en plazas, calles y parques, como símbolos vivientes de un reclamo –una mayor inversión del Estado en la educación– que sus promotores prometen arreciar y amplificar. No son, por supuesto, buenas noticias para el gobierno, que acaba de mostrar su animadversión hacia el amarillo con el intento de la Guardia Presidencial de impedir que el ingeniero Hanlet Hermann, quien reside frente al Palacio Nacional, exhiba  en las paredes de su casa un  llamativo letrero de ese color reclamando el 4% del PIB para la educación, un desafiante gesto ciudadano   al que ha respondido con la torpeza acostumbrada.

“Centros de diversión”-  Antes eran los colmadones, con frecuencia convertidos en peligrosos campos de tiro, pero como los tiempos han cambiado, y también la moda,   ahora el problema  son los billares, y una crónica publicada ayer por El Día no deja lugar a las dudas: al menos diez personas han muerto de manera violenta,  en las últimas dos semanas, en esos “centros de diversión”, una explosiva mezcla de juego, alcohol, violencia y armas de fuego fatal por necesidad. ¿Y las autoridades que deberían impedir que esas cosas ocurran? Bien gracias.  

Preocupación.-  A través del editorial del semanario Camino, órgano de difusión del Episcopado dominicano, la Iglesia Católica ha expresado su preocupación por la corrupción administrativa, la inseguridad ciudadana, el aumento de la violencia intrafamiliar,   la política convertida en negocio, y el auge del narcotráfico que carcome las bases de las instituciones del país. Casi nada.