Malos negocios.- La Unidad Antilavado de Activos debe andar con mucho tiento en sus indagatorias sobre las inversiones hechas en el país por el español Ricardo Díez Conde, a quien ya le incautaron seis proyectos inmobiliarios y un helicóptero. Dada la envergadura de las inversiones del hoy fugitivo, es evidente que mucha gente que le compró propiedades o que hizo negocios con él lo hiciera de buena fe, y no es justo que resulte ahora perjudicada. El sonado caso de los hermanos Benítez, a quienes las autoridades incautaron propiedades en la región Este por un valor superior a los mil millones de pesos a requerimiento de Estados Unidos, mostró la facilidad conque aquí puede venir cualquiera con un saco lleno de dinero en las manos dizque a invertirlos y a realizar negocios y nadie le pregunta de dónde lo sacó, la misma facilidad conque luego desaparece de manera misteriosa si las cosas se le complican, como ya lo hicieron los propios hemanos Benítez, Figuereo Agosto y Sobeida y ahora Díez Conde, dejando con la cara larga a muchísima gente a la que nadie advirtió que estaba haciendo negocios con una banda de narcotraficantes internacionales.
Relatividades.- Pelegrín Castillo considera una injusticia incluir a la Fuerza Nacional Progresista entre los partidos que, de acuerdo a una auditoría de la Cámara de Cuentas, incurrieron en irregularidades en el manejo de los recursos que reciben de la JCE, que en el caso de la FNP –aclara– se limita a tres cheques, de RD$340 mil cada uno, emitidos sin suficiente soporte documental. En el mundo de relatividades en el que vivimos Pelegrín tiene razón a quejarse o a decir que, dada la forma en que los partidos manejan los recursos, lo que se le atribuye a la FNP constituye mas bien un récord, siempre y cuando no olvide que nuestras cárceles están repletas de ciudadanos que se apropiaron, de una manera u otra, de muchísimo menos que esa bagatela.