Lecciones del caso Quirino.Quirino quedará millonario tras cumplir su sentencia. Así tituló uno de nuestros diarios, que han seguido paso a paso las negociaciones del ex capitán del Ejército Quirino Ernesto Paulino Castillo con las autoridades judiciales norteamericanas, probablemente para llamar la atención sobre un aspecto poco resaltado de esas negociaciones, pues todavía seguimos pendientes de la llegada de la famosa lista, o mejor dicho de los nombres de sus integrantes, de aquellos que fueron sus socios y protectores y que el rumor público, siempre tan próximo a la maledicencia, sitúa entre los altos estamentos militares, empresariales y políticos del país. Poco interés se ha puesto en destacar el hecho de que, producto de esa negociación, tanto Quirino –que deberá salir algún día de la cárcel– como sus familiares retendrán gran parte de la considerable fortuna obtenida de manera ilegal gracias a su infame negocio, recibiendo de ñapa la protección de las autoridades norteamericanas, visado incluido. Alguien dirá que la forma en que esa gente tendrá que vivir, perseguida siempre por el miedo a ser asesinada o secuestrada, de ninguna manera compensa el dinero y las riquezas de que disfrutarán, pero eso es algo que está sujeto a discusión, sobre todo en los materialistas tiempos que vivimos, donde todo es relativo salvo la riqueza y el poder que dan el dinero. Más allá del morbo que despierta esa esperada lista, e independientemente de lo que ocurra finalmente con sus integrantes, vale señalar que el desenlace que tendrá este caso dista mucho de ser aleccionador, de constituirse en un convincente disuasivo para aquellos que pretendan enriquecerse a través de una actividad tan nociva para la sociedad como lo es el narcotráfico. Todo lo contrario, lo que quiere decir que deberemos estar preparados para los potenciales Quirinos que andan por ahí a la espera de que la oportunidad de obtener riqueza fácil toque a sus puertas.