Qué se dice

Qué se dice

Poderosa mancuerna.- Por supuesto que hay  complicidad entre autoridades y sectores empresariales en la penetración masiva de mano de obra haitiana tal y como denuncia la Federación Nacional de Trabajadores de la Construcción, pues solo esa complicidad explica el actual estado de cosas, cuando se puede hablar con toda propiedad de la haitianización, o mejor dicho de la desnacionalización, como prefiere llamarla el historiador Manuel núñez, del aparato productivo dominicano.

Si es verdad  que  el secretario de Trabajo,  Max Puig,  está dispuesto a hacer todo lo que esté a su alcance para hacer cumplir la ley que limita al 20% la mano de obra extranjera que puede ser contratada en construcciones, plantaciones agrícolas y otras áreas productivas debe concentrar todos sus esfuerzos en deshacer esa poderosa macuerna, esa asociación de mutua conveniencia que tantos beneficios ha dejado  a nuestros empresarios y tantos bolsillos de funcionarios ha llenado a lo largo de todos estos años.

Abandono.- Es obvio que a los responsables de velar por el buen estado de la Plaza de la Bandera  poco les importa el sentimiento de verguenza que dijeron sentir los jóvenes cristianos que el pasado domingo visitaron el lugar para rendir homenaje a nuestro símbolo patrio por excelencia, al encontrar aquello sumido en el  abandono, sin vigilancia  y convertido en  refugio de ratas y otras alimañas.

La verguenza de esos jóvenes hubiera sido mayor si hubieran sabido que esa plaza está “bajo la protección” de las Fuerzas Armadas, cuya sede se encuentra justo al frente, que han jurado defender, mediante el uso de las armas si fuere necesario, esa bandera y la nación que representa. Pero así estan las cosas: aparecen $US93.6 millones para la compra de los Super Tucanos,  pero no hay conqué dar adecuado mantenimiento a ese monumento y los valores que pretende enaltecer. ¡Así no se hace Patria!

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