¿Botellas en la Lotería? Dice José Francisco Peña Guaba,  administrador de la Lotería Nacional, que al llegar a la institución encontró una nómina de alrededor de 20 mil inspectores y supervisores que devengaban sueldos entre 10 y 20 mil pesos de los cuales el 90% no  rendía ningún tipo de labor.

Por venir de quien viene la afirmación causa   sorpresa, y de seguro molestará a su anterior administrador, el ingeniero Ramón Rivas, quien desde que se conoció el nombramiento del vástago del doctor José Francisco Peña Gómez  se apresuró a poner la casa en orden, pero  sobre todo a poner sus cuentas  claras y dejar bien sentado, a través de sendas auditorías,  que dejaba una institución saneada y con muy buena salud financiera, pero también hay que decir, sin ánimo de poner en duda la idoneidad de la gestión del ingeniero Rivas,  que si alguien sabe de botellas o está en capacidad de reconocer una tan pronto la ve ese es, precisamente, el presidente del BIS.

El tiro por la culata
La empresa LADOM está en todo su derecho de emprender acciones judiciales contra aquellos que entienda han lesionado sus intereses, pero es probable que el sometimiento a los periodistas Nuria Piera y Huchi Lora, a los que acusa de difundir información dañosa a la imagen comercial de la empresa en su calidad de proveedora del desayuno escolar,  tenga resultados muy distintos a los perseguidos.

Las expresiones de solidaridad hacia los conocidos comunicadores no paran de producirse gracias a una decisión judicial  calificada, entre otros apelativos, de monstruosa y atentatoria al derecho a la libre expresión, lo que explica la rueda de prensa convocada de urgencia por los abogados de la empresa para aclarar el “malentendido” que se ha producido en la opinión pública en torno al insólito requerimiento hecho por un juez a Huchi y Nuria.  Desde el principio se le advirtió a LADOM sobre los riesgos de esa demanda, empezando por la inconveniencia de seguir aireando la cuestionada calidad de la leche que provee al desayuno escolar, con los consiguientes perjuicios para la ya maltrecha imagen de la empresa.