Qué se dice

Qué se dice

Las limitaciones conque trabajan los agentes policiales asignados a labores de patrullaje dan pena y verguenza, pues muchos de ellos se ven obligados a utilizar sus propios vehículos para poder cumplir las órdenes de sus superiores, incapaces a su vez de garantizar que sus subalternos dispongan del combustible suficiente para cumplir a cabalidad la misión que se les ha encomendado. Esas precariedades, agravadas con la actual crisis de abastecimiento, obligan a esos agentes a mendigar combustible -no hay otra forma de decirlo- entre comerciantes y empresarios, eventuales beneficiarios de su labor de vigilancia. ¿Puede una fuerza policial que funcione en medio de esa indigencia cumplir adecuadamente con su responsabilidad? Desde luego que no. Y eso lo sabe mejor que nadie el jefe de la Policía Nacional, a quien se le olvidó decir que el desarrollo alcanzado por el país en los últimos años, del que tanto se han beneficiado los delincuentes, no ha tocado las puertas de la institución llamada a garantizar la paz pública y la seguridad ciudadana.

Coronel con tropas

Si hay alguien convencido de la necesidad de emprender, de una vez por todas, la cacareada renovación de los cuadros dirigenciales del Partido Revolucionario Dominicano es Daniel Carvajal Lois, síndico del municipio Santo Domingo Norte. Lois, muy querido y popular en su comunidad, ha logrado cimentar un liderazgo que, a su juicio, merece ser mejor valorado por su partido, y no hay mejor manera de reconocer la fuerza de ese liderazgo que facilitándole su «ascenso» al Comité Ejecutivo Nacional. Veinte años sin que esa renovación se produzca es demasiado tiempo hasta para el PRD, aunque Carlos Gardel diga lo contrario, mucho mas para un político que se define a sí mismo, sin asomos de modestia, como un coronel con tropas.

Desconcierto

Mucha gente se sintió complacida con las declaraciones del presidente de la Suprema Corte de Justicia, el doctor Jorge Subero Isa, en las que advertía -en directa alusión a las autoridades norteamericanas- que nadie puede decirle a la justicia dominicana quién es culpable y quién no en materia de corrupción. Ese alborozo, motivado en el conveciniento de que alguien, por fin, tuvo el valor de poner a esa gente en su puesto, se ha convertido en desconcierto, tras el anuncio del alto tribunal de que acaba de disponer el traslado de cinco jueces, entre ellos dos que pertenecen a la jurisdicción penal del Distrito Nacional, luego de ser investigados por autoridades juficiales, a requerimiento de la embajada de los Estados Unidos en República Dominicana.

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