Lo que siempre se ha hecho.- A estas alturas el presidente Danilo Medina sabe ya por experiencia propia lo difícil que a veces resulta, desde el gobierno,  dejar de hacer lo que siempre se ha hecho, sobre todo en una época tan significativa como las navidades y tratándose de un pueblo acostumbrado  a la caridad interesada de un Estado que le niega lo fundamental pero que  le reparte migajas como si fuera  maná del cielo.

 Fue de tal  magnitud el desastre encontrado en las finanzas públicas que las nuevas autoridades se vieron forzadas a enarbolar la bandera de la austeridad, y tanto se entusiasmaron con esa idea y esa palabra que llegaron a decir que  en fecha tan señalada no habría ni canastas ni fiestas ni dispendios. De allá para acá han pasado poco más de cien días y ya el gobierno dio marcha atrás a esa idea, y de qué manera: anunciando la celebración, a partir del 20 de diciembre, de 155 cenas navideñas para cinco mil personas cada una en distintos puntos de la geografía nacional, en las que espera invertir –y barato me lo hallo– 150 millones de pesos.

Pero también tiene previsto acompañar esas comilonas con más de cien fiestas populares, para lo cual contratará a merengueros, bachateros, solistas, salseros, representantes de los géneros urbanos tan de moda en estos días, animadores y teatristas, entre otros, pues el “artistismo” también está  acostumbrado a  “picar” con el gobierno en tiempos pascueros. Al igual como ocurrió con los transportistas, beneficiados en la reforma tributaria con un impuesto de dos pesos al galón de gasolina para mantenerlos callados y tranquilos, al margen de huelgas y protestas, el gobierno ha terminado cediendo a la  “costumbre”, a lo que siempre se ha hecho,   en este caso ofrecerle   pan y circo al pueblo, acompañados de villancicos, aguinaldos y puerco asado.