Qué se dice

Qué se dice

Era de esperarse que la difícil situación económica acelerara el proceso migratorio que desafía los controles fronterizos. Ha aumentado el flujo de dominicanos que se arriesgan a la travesía por el canal de La Mona en embarcaciones inadecuadas. Pero también ha subido la estadística de apresamientos de viajeros, tanto en el intento de irse de aquí como de llegar a Puerto Rico. La Marina de Guerra Dominicana y el Servicio de Inmigración de Estados Unidos parecen haber logrado mayor eficacia en sus patrullajes. En vista de que en estos momentos no se avizora un cambio importante en el panorama nacional, caracterizado por pérdida de valor de la moneda y aumento en el índice de desempleo, el 2004 podría continuar hacia cifras récord en cuanto a producir exiliados económicos. La mejoría de situación es poco probable en tiempo de elecciones que es cuando los capitales se tornan más huidizos.

[b]Desconsideración a Santiago[/b]

No se entiende el porqué la emisión constante de una dañina humareda en el vertedero Rafey, de Santiago, no ha sido enfocada con gran preocupación como un problema de salud para esa comunidad. Cada vez que la incineración de desperdicios y la dirección de los vientos enrarecen el aire que respiran los santiagueros, la única que se expresa sobre el tema, generalmente para echar agua al vino o prometer paliativos y eventuales soluciones, es la sindicatura de la ciudad de los 30 Caballeros. Pero en verdad se trata de una situación que agrede y pone en riesgo a una densa e importante población, en el corazón de una laboriosa región. No es como para verlo como un asunto de jurisdicción municipal exclusivamente. El gobierno debería estar ya cuantificando el daño que resulta de la exposición en que están cientos de miles de personas a los gases de la quema de basura, al tiempo de comenzar ya a buscarle solución.

[b]¿Qué pasa con la JCE?[/b]

La verdad es que sorprende la escasa reacción de las autoridades electorales ante las claras demostraciones de que una modificación de la ley electoral en este momento ensombrecería por más de una razón el proceso comicial. Aunque algunas voces del tribunal han expresado cierto grado de objeciones a la intención de adoptar aquí la llamada Ley de Lemas, ha faltado un pronunciamiento del pleno que defina muy claramente su posición. Rara vez en la historia reciente el Congreso se ha puesto a legislar sobre materia electoral sin consultar a la JCE, lo que parece que ha sido el propósito de quienes motorizan la reforma. ¿Qué diablo está pasando en este país en el que entidades como la JCE, que estuvieron presididas por destacados juristas como César Estrella Sadhalá y Juan Sully Bonnelly, eran anteriormente las que más diligentemente hacían valer su autoridad y competencia para librar de tropiezos y riesgos sus estelares funciones? ¿Comprenden los jueces actuales que esta sociedad espera que ellos también sean firmes y diligentes?

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