Qué se dice

Qué se dice

Desobediencia civil.-  No tengo la menor duda de que la pobre calidad  de los servicios que reciben, de parte del cabildo capitaleño, los residentes en el Distrito Nacional, es el principal obstáculo para convencerlos de la justeza y pertinencia de la decisión del alcalde Roberto Salcedo y los  regidores de aumentar significativamente los arbitrios municipales, decisión que  ha recibido  un amplio rechazo de  parte de munícipes y asociaciones comerciales y  empresariales, tanto así que el pasado viernes  la Asociación de Promotores y Constructores de Viviendas (Asoprovi)  depositó un recurso de amparo ante la Suprema Corte de Justicia que procura  anular la resolución  del Consejo de Regidores que aprobó esos aumentos. ¿Pero qué pueden  hacer para evitar ser esquilmados por unos arbitrios a todas luces abusivos  los ciudadanos comunes y corrientes, esos que por no pertenecer a ninguna  asociación o grupo de presión no cuentan con un Chapulín Colorado que los defienda, además de maldecir entre dientes a los progenitores del alcalde Salcedo y los regidores  autores de  tan infeliz ocurrencia? Quien les escribe no quisiera que, por decirles lo que les estoy diciendo,  se me acuse de agitador  o de  subvertidor  del sagrado orden establecido, que bastantes dolores, sufrimientos y sacrificios nos ha costado mantener, pero en algún momento los ciudadanos y ciudadanas  de este pobre y jodido país tendremos que empoderarnos (para usar la jerga de moda)  de nuestro inalienable derecho a defendernos de los excesos, abusos e ilegalidades de quienes nos gobiernan, para pasar de la pasividad que lo aguanta todo a la acción directa y beligerante, como lo sería negarnos a pagar, todos a una, esos abusivos  arbitrios. ¿No les parece buena idea?

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