Qué  se dice

Qué  se dice

El PRD contra el PRD.- Los medios insisten en destacar, y con razón,  las abismales diferencias que todavía separan al presidente del PRD,  Miguel Vargas Maldonado, del candidato presidencial  Hipólito Mejía, en esta ocasión a propósito de la elección, por parte del Consejo Nacional de la Magistratura, de los integrantes de las altas cortes, frente a la cual mantienen posiciones diametralmente opuestas.

¿Hasta cuándo durará eso? Es la pregunta que se hace mucha gente, tanto dentro como fuera del PRD, que no alcanza a entender, al menos dentro de la racionalidad política, que el liderazgo perredeísta desperdicie tan pendejamente la oportunidad de regresar al poder tras ocho largos años jalando aire en la oposición. Esa esquizofrénica manera de conducirse en plena campaña electoral ya tuvo consecuencias desastrosas para el PRD en las elecciones del 2008, cuando la presidencia del partido y su candidato presidencial  andaban por caminos distintos, y llama la atención que la principal víctima de esa “falla de comunicación” de entonces, el propio Vargas Maldonado, sea quien hoy esté contribuyendo –de manera consciente o inconsciente– a reeditar una experiencia tan amarga como frustrante. Lo peor del caso es que ni el uno ni el otro parecen estar conscientes, atrapados en el torbellino de  ambiciones contrapuestas, resentimientos y desconfianzas en que ha devenido la relación entre ambos, de las graves consecuencias que tendrá para el partido del jacho prendío una tercera derrota electoral consecutiva, que no solo entrañaría un serio riesgo para su integridad institucional sino que abriría también las puertas a la entronización en el poder, por un largo periodo de tiempo,  del comesolismo parejero, falsario  y corrupto. Y eso, si acaso ocurre, este país no se lo va a perdonar nunca a los perredeístas.

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