La caldera del diablo.-  De un tiempo a esta parte todo lo que se escucha sobre el Seguro Médico para Maestros (Semma)  es negativo; profesores  de todo el país que protestan  frente a sus instalaciones en reclamo de la normalización de los servicios de salud, paralizaciones  de docencia y huelgas en las escuelas de varias provincias  reclamando lo mismo, maestros  que emigran por miles hacia el Senasa en procura de un servicio que ya no reciben en su propio seguro, una auditoría que revela un gran desorden administrativo y gastos alegres e irresponsables, una deuda que ronda, según sus acreedores, los mil millones de pesos, y el epílogo para muchos previsible: la destitución de su directora  ejecutiva, Taína Gautreau, quien no pudo sobrevivir a sus tormentosas  relaciones tanto con el ministro de Educación Melanio Paredes  como con la Asociación Dominicana de Profesores (ADP). No obstante ese  panorama tan sombrío el nuevo incumbente, el doctor Bernardo Defilló, ha llegado  al puesto con un talante tan positivo que ha  sorprendido a propios y extraños; proclamó de inmediato que la deuda con las prestadoras de servicios es menos de la mitad de lo que estas reclaman, prometió que a más tardar en 90 días la finanzas de la institución  estarán normalizadas al igual que los servicios, y aseguró,  como si todo eso fuera poco, que el Semma atraviesa por “una crisis artificial  y provocada”. Un hombre de la experiencia  y probada capacidad profesional del ex Superintendente de Salud  hace rato que se ganó el beneficio de la duda, por lo que no vamos  aquí a cuestionar su propósito  de rescatar del descrédito “un símbolo del magisterio nacional y una conquista social que no se puede perder”, pero después de ver  lo que ha ocurrido  en el Semma,  y mas que nada consciente de los oscuros intereses que pugnan en su seno, debo seguir preguntándome por qué abandonó su tranquilo retiro para regresar a la agitada   vida pública a quemarse a fuego lento  en la   caldera del diablo.