Ante una aclaración.- Hay aclaraciones que, en lugar de aclarar, oscurecen aún mas el entendimiento, es decir confunden mas de lo que esclarecen, por lo que termina uno no sabiendo en qué creer. El doctor César Pina Toribio, Secretario de la Presidencia, explica que el gobierno no tiene porqué responder al ex presidente Hipólito Mejía, quien emplazó a las autoridades a demostrar la relación que se alega existió entre su gobierno y el narcotraficante prófugo José Figuereo Agosto, tal y como señaló esta semana, por enésima ocasión, el doctor Marino Vinicio Castillo, pues no se ha formulado ninguna acusación que no sea a las personas a las que se está investigando en torno al caso.
¿Para qué sirve entonces un asesor del Poder Ejecutivo en materia de drogas si a la hora de hablar de una materia de su competencia, en la que se le reputa como uno de los hombres mejor informados del país, si no puede hacerlo en nombre del gobierno al que que se supone sirve con su experiencia y conocimientos?
Mala comunicación.- Todo indica que no existe una buena comunicación entre algunos organismos del Estado no obstante su gran importancia, como es el caso –por ejemplo– del Ejército Nacional, de donde fue cancelado en el 2005 por asuntos de drogas el mayor Bienvenido Antonio Saviñón Aybar, y el Departamento Nacional de Investigaciones (DNI), organismo de inteligencia adscrito a la Presidencia de la República.
No hay otra forma de explicar que hasta esta misma semana ese oficial continuara cobrando una especialidad en el DNI que acaba justamente de ser eliminada por el Secretario Administrativo de la Presidencia, Luis Manuel Bonetti, quien admitió que se enteró por la prensa de la irregularidad. Confieso, cuando veo que pasan estas cosas, que me da grima imaginar siquiera lo que estaría pasando en este maravilloso país si algunos funcionarios no leyeran de vez en cuando los periódicos.