Ganas de perder el tiempo.- Un militar de la formación y experiencia de Estado del Almirante Sigfrido Pared Pérez, ministro de las Fuerzas Armadas, sabe perfectamente que es una soberana pérdida de tiempo su exhortación pública a las embajadas de Estados Unidos y España para que, en caso de poseer información que involucre a militares en actos de corrupción, lo comuniquen a esa institución para tomar las acciones de lugar, pues esa no es la misión ni la responsabilidad de esas legaciones diplomáticas ni de ninguna otra acreditada en el país.

Se queja el Ministro del daño que hacen a los cuerpos armados  los recurrentes rumores sobre militares corruptos a los que, supuestamente, se les habría retirado el visado norteamericano, pero de eso no puede culparse a ninguna embajada extranjera, por más metiche que sea, sino a la tolerancia o a la  indiferencia (para no decir otra cosa) de las cúpulas de nuestras instituciones castrenses ante el enriquecimiento repentino, imposible de explicar sin haberse sacado la loto, de sus miembros.

Si los organismos de seguridad del Estado se ocuparan de vigilar a los militares sospechosos de haberse enriquecido de manera indebida, o que andan en malas compañías, en lugar de estar espiando y fisgoneando  a opositores y desafectos al Gobierno no habría tantos militares señalados por el rumor público como corruptos o al servicio del  narcotráfico, y por vía de consecuencia   tampoco circularían tantos rumores enlodando la reputación y la integridad de “nuestras gloriosas Fuerzas Armadas”.

 Quien no te conozca… ¡Me encantan los refranes! Dicen tanto, que lo dicen todo. Hoy quiero compartir con ustedes, mis queridos lectores,  uno que rezuma sabiduría y experiencia de vida,  y que me vino a la mente mientras repasaba,  a vuelo de pájaro, los titulares de los periódicos de ayer: “Quien no te conozca, que te compre”.