Qué se dice

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En manos del enemigo.- Nada menos que 18 militares y policías, entre ellos cuatro coroneles, dos mayores y cuatro tenientes, integraban una banda de narcotraficantes que, al decir del portavoz de la DNCD, coronel Ramón Alcides Rodríguez, intentó tomar el lugar de la organización que dirigía José David Figueroa Agosto, preso en Puerto Rico y a quien sus autoridades  señalan como el principal abastecedor de cocaína de la vecina isla hasta su captura el pasado año. Una de las razones por las cuales el narcotráfico es una empresa exitosa a escala planetaria es su altísima rentabilidad, lo que garantiza que siempre haya gente dispuesta a jugársela y asumir el relevo en las organizaciones que logran establecerse en ese competitivo mercado. No es extraño, entonces, que otros narcotraficantes quieran reemplazar a Figueroa Agosto, pero sí que quienes asuman ese relevo sean miembros de los organismos  responsables de perseguir ese delito, lo que sencillamente refleja nuestra grande y terrible   indefensión, pues la lucha contra el narcotráfico  está, literalmente, en manos del enemigo.

Profilaxis-  La  cancelación y sometimiento a la justicia   de un grupo de oficiales y alistados por constituirse en banda de narcotraficantes comparte primeras planas con la muerte de un miembro de la Guardia Presidencial a manos de una patrulla policial que intentó apresarlo luego de cometer un atraco, pero también con el asesinato del teniente coronel Virgilio Casilla, de Asuntos Internos de la Policía, por el que son investigados más de 30 miembros de la institución. Es lógico que, frente a estos hechos, se vuelva a invocar la necesidad de depurar nuestros cuerpos armados y policiales, y hasta es probable que escuchemos a algún funcionario referirse de soslayo al tema, pero de ahí no pasará la cosa. Hasta el próximo escándalo, o cuando ya sea demasiado tarde para salvarlos del total descrédito.

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