Iguales ante la ley.- A un Senador de la República no le queda bien desacatar un mandato de la Justicia, mucho menos si ese senador lleva por nombre Wilton Guerrero, el corajudo llanero solitario que ha plantado cara, con sus valientes denuncias, al narcotráfico, sus socios y protectores, y que sirve de inspiración a tanta gente que se aferra casi con desesperación a la idea de que no todo está perdido en este país digno de mejor suerte.
Les confieso que me ha sorprendido leer que el representante de la provincia Peravia advierte que no acudirá a una citación judicial para que comparezca en calidad de testigo, según una petición formulada por los abogados de varios de los imputados en el juicio que se le sigue a los acusados del asesinato de siete ciudadanos colombianos, lo que se conoce como la Matanza de Paya, bajo el simplista argumento de que nada tiene que aportar a ese proceso.
Hace algún tiempecito el país fue testigo de un escarceo entre el doctor Manuel María Mercedes, Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, y la fiscalía de Nagua, pues el doctor Mercedes se negaba a atender una citación del ministerio público para interrogarlo en torno al secuestro del joven Eduardo Baldera, alegando que se produjo de manera irregular como represalia a su anuncio de que sometería a la justicia al jefe de la Policía Nacional, el mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín. Ojalá que no se trate de una moda, para nada bienvenida en una democracia que avanza un paso y retrocede dos, pero sea producto de la casualidad o de una infeliz coincidencia es de lamentar que, a estas alturas, tengamos que volver a recordar que nadie, absolutamente nadie, puede estar por encima de la Ley y la Justicia.