Esperanza inútil.- Si está usted leyendo esta columna es porque ayer, definitivamente, no se acabó el mundo, tal y como anunciaron interpretaciones catastrofistas del calendario maya.
Y como no se acabó el mundo, que seguirá su agitado devenir hasta que Dios lo disponga, hay que suponer que ya usted se enteró de la decisión de un juez de la Suprema Corte de Justicia que ordenó reabrir las investigaciones por supuesta corrupción contra el entonces director de la Oficina Supervisora de Obras del Estado, el hoy influyente senador peledeísta por San Juan de la Maguana el ingeniero Félix Bautista.
¿Qué pasará ahora? Si le tomamos la palabra al Procurador General de la República Francisco Domínguez Brito, quien ha declarado que la decisión del juez Víctor José Castellanos fortalece la lucha contra la impunidad, habría que esperar que esas investigaciones concluyan recomendando sentar en el banquillo de los acusados al legislador, como habría que esperar también que el doctor Vincho Castillo y su hijo Vinicio Castillo Semán inicien, más rápida que inmediatamente, sus ataques y descalificaciones contra el funcionario, recordándole (más bien reprochándole) sus aspiraciones presidenciales e insinuando de manera retorcida que el verdadero objetivo de su persecución lo es el expresidente Leonel Fernández. Pero como en este país puede pasar cualquier cosa, incluyendo que no pase absolutamente nada, hacer predicciones sobre los hechos por venir, sobre todo si están involucradas nuestras famélicas instituciones, siempre será la expresión de un deseo o, como en este caso, de la esperanza (débil, es verdad, pero esperanza al fin y al cabo) de que este fallido paraíso tropical alguna vez funcione como un país de verdad.