Qué  se dice

Qué  se dice

De compatriotas.-. De los políticos del patio  estamos acostumbrados a escuchar de todo, desde sus mentiras más conocidas hasta sus verdades más ocultas, y siempre podrán sorprendernos con su cinismo o su desfachatez. ¿Quién le va a creer al dirigente reformista Humberto Salazar cuando afirma que el acuerdo electoral entre el PRSC y el PLD no contempla la repartición de cargos sino “un compromiso con los mejores intereses del país”?

Hace unos días argumentaba el también dirigente reformista Máximo Castro Silverio que la repartidera de cargos y posiciones es la parte no escrita (pero tácita e implícita) de los acuerdos políticos  en este país, y  contrario –agregaría yo–  a lo que proclama Humberto Salazar el rollo de los mejores  intereses de la nación y los sacrificios por la Patria bien amada no son más que una burda coartada  para cubrir las apariencias. ¿Qué político   puede demostrar que sale a caravanear, “a besar viejas y cargar muchachitos pobres”, porque desea servir a  los mejores intereses de la nación?

El doctor Salazar es un buen ejemplo, al igual que sus compatriotas Quique Antún, Alexandra Izquierdo, Johnny Jones, Rafaela Alburquerque, Modesto Guzmán,  y (paro de contar compatriotas porque  entonces no me alcanzaría el espacio  para decir lo que tengo que decir) Carlos Morales Troncoso, de lo placentero que es trabajar por los mejores intereses de la nación desde la poltrona de un buen cargo público, y si ese cargo alcanza para boronear a los compatriotas —como recomendaba el Maestro–  mucho mejor.

No seré yo, sin embargo, quien le presente a este país a los reformistas, herederos y discípulos  del doctor Joaquín Balaguer, pues por sus hechos y acciones son harto conocidos, tanto así que han hecho escuela (con las conocidas y honrosas excepciones que confirman la regla)  en la política vernácula, que les reconoce su habilidad extraordinaria para encaramarse en el poder (sin importar quien gobierne) y no apearse jamás.

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