De carambola.- Mírese como se mire, y sin caer en los extremismos de algunos defensores del expresidente Leonel Fernández, no hay dudas de que un eventual proceso judicial por corrupción contra el senador por San Juan de la Maguana, el ingeniero Félix Bautista, afectará por carambola al exmandatario, empezando por lo más obvio: se trata de un hombre muy cercano a sus afectos y confianza, y a quien ha dicho querer como se quiere a un hijo (¿a quién no le duele lo que le hagan a un hijo?). Y ni hablar de las implicaciones que pudiera tener sobre su imagen, y la de sus gobiernos, si en ese juicio público, oral y contradictorio (y con una cobertura mediática extraordinaria) sale a relucir, como presumen los acusadores del inquieto legislador, la forma irresponsable y poco transparente como se manejaron miles de millones de pesos del erario.
¿Tendría ese proceso algún impacto en el Partido de la Liberación Dominicana, un remanso de paz y armonía donde sus fuerzas antagónicas han sabido cohabitar con inteligencia y tolerancia? Será inevitable, y por una razón tan sencilla como evidente: nadie va a creer que el doctor Francisco Domínguez Brito, Procurador General de la República, llevó esa persecución tan lejos sin la anuencia o el consentimiento del presidente Danilo Medina, a quien los leonelistas terminarán acusando de teledirigir ese proceso. Pero de ahí a convertirse en una amenaza para la integridad del PLD falta todavía un buen trecho. De todas maneras, y pase lo que pase, una cosa sí debería quedarnos bien clara: sentar en el banquillo de los acusados no es la única manera de inhabilitar políticamente al doctor Leonel Fernández. Y en eso, doctor Castillo, hasta usted tiene que darme la razón.