Qué  se dice

Qué  se dice

Inversionistas.- Tanto como la suma de dinero invertida en la adquisición de los relojes de lujo incautados a José David Figueroa Agosto, por los  que se pagó la friolera de 23.7 millones de pesos (solo uno de los 28 relojes subastados, valorado en 44 mil dólares, quedó sin venderse), llama la atención la juventud de los adquirientes, y ni hablar de los vínculos de algunos de ellos, así sea de manera indirecta o por trasmano, con personas imputadas y condenadas a prisión por sus tratativas y negocios con el capo boricua. Fue un gran acontecimiento noticioso y así fue tratado por la prensa dominicana, pues todo el mundo quería saber quién puede darse el lujo, en este pobre y jodido país, de pagar tanto dinero por un reloj de pulsera  sin ser un narcotraficante necesitado  de lavar su dinero sucio en un producto que abulta poco, que resulta   fácil de transportar, relativamente discreto y que conserva su valor de mercado. Pero ha sorprendido, y mucho, la juventud  de los inversionistas que participaron en la subasta, un dato que, por  relevante y significativo, no deberían ignorar las autoridades judiciales,  como  estoy seguro no lo ha dejado pasar el licenciado Juan Hernández o los eficientes técnicos que lo acompañan en la Dirección General de Impuestos Internos (DGII).

 Una pregunta.- En el caso hipotético (léase bien: he dicho hipotético) de que el Gobierno tuviese entre sus planes impulsar una reforma  tributaria integral, tal y como dicen que dijo el senador peledeísta por San Cristóbal Tommy Galán, después de las elecciones presidenciales de mayo próximo, ¿tendría el presidente Leonel Fernández la franqueza de admitirlo, con todo lo que está en juego,  a la primera pregunta hecha  a boca de jarro por los periodistas? Se los dejo de tarea.

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