Qué se dice

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Tollo policial.-  Las primeras versiones ofrecidas por los testigos que acompañaban al teniente coronel de la Policía Nacional  Virgilio Casilla Minaya al momento de su asesinato  y la naturaleza de sus actividades en el departamento de Asuntos Internos, donde tenía bajo su responsabilidad varias investigaciones sobre corrupción y extorsión policial, parecían  aportar pistas claras que permitían determinar el motivo  del crimen y quiénes pudieran ser los responsables. Pero lo que parecía tan claro y evidente empezó a enredarse cuando la institución del orden, para sorpresa de la opinión pública e indignación de los  familiares del oficial asesinado, anunció que el crimen se produjo cuando varios “asaltantes”  intentaron  robarle  una cadena de oro y su arma de reglamento.

Ayer la jefatura  de la Policía, acompañada del Procurador General de la República Radhamés Jiménez, ratificó esa versión a pesar de ser tan inconsistente y contradictoria que nadie ha creído  en ella, y como si eso fuera poco ofreció el dato, absolutamente inverosímil, de que había otro grupo de delincuentes  detrás del coronel Casilla para arrebatarle la misma cadena y la misma pistola. Mientras eso ocurría, el taxista que transportó a los asesinos  del oficial  denunciaba la existencia de un plan para atentar contra su vida luego de que intentaran envenenarlo con un sandwich  en su celda de La Victoria, en tanto se anunciaba también que un mayor de la Policía implicado por uno de los “asaltantes” en ese crimen fue suspendido en sus funciones y puesto a disposición del Ministerio Público. ¿En qué quedamos entonces? ¿Fue un asalto que salió trágicamente mal o un crimen alevoso  y premeditado? Lamentablemente siempre quedarán las dudas,  y junto a ellas la desconfianza en el trabajo de la Policía, que  ha manejado tan mal las informaciones en torno a este caso que ha terminado convirtiéndolo en otro motivo mas para poner bajo serio cuestionamiento su  credibilidad pública.

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